Como explican desde CICOPA, la organización internacional representativa de las Cooperativas de Trabajo y presidida por Manuel Mariscal, representante de COCETA, “el empleo cooperativo tiende a ser más sostenible en el tiempo, se ve menos afectado por las desigualdades salariales, suele caracterizarse por una mejor distribución entre las áreas urbanas y rurales, y genera mayores niveles de satisfacción e identificación que el promedio. Al mismo tiempo, las cooperativas son una especie de gran laboratorio para la experimentación con modalidades de trabajo sostenibles e innovadoras, y con relaciones laborales al interior de las empresas en las que se recurre continuamente a la creatividad y la innovación”.
En el informe “TRABAJAR PARA UN FUTURO MÁS PROMETEDOR" presentado por la Comisión Mundial sobre el Futuro del Trabajo de la OIT explica que en los próximos 10 años, el 47 por ciento de los trabajadores de los Estados Unidos correrán el riesgo de verse sustituidos en sus puestos de trabajo por la automatización y que a escala mundial, el 56 por ciento de los puestos de trabajo corren riesgo de automatizarse en los próximos veinte años, lo que de por sí implica un reto complejo.
Y como ha manifestado la Organización Internacional del Trabajo, nuevos poderes están transformando el mundo del trabajo. Las transiciones que entrañan estos cambios crearán desafíos apremiantes. Los avances tecnológicos generarán nuevos puestos de trabajo, pero aquellos que pierdan los suyos en esta transición podrían ser quienes peor preparados estén para aprovechar las nuevas oportunidades de empleo. Las competencias de hoy no coincidirán con los trabajos de mañana, y las competencias recién adquiridas podrían volverse rápidamente obsoletas. Si dejamos que la economía digital siga como hasta ahora, probablemente se ensancharán la brecha regional y la brecha de género.
A pesar de tratarse de una alternativa de organización del trabajo casi centenario, el modelo de propiedad en manos de los trabajadores sigue demostrando su notable vigencia a la hora de adaptarse a los nuevos desafíos que se presentan cuando el trabajo y las condiciones laborales se ven amenazadas.
En síntesis, la tecnología, el cooperativismo y la autogestión, coordinados adecuadamente y organizado, por parte de las organizaciones de los trabajadores, y con la determinación y control de las federaciones, con políticas consecuentes pueden ser una oportunidad para mirar un futuro más prometedor para los trabajadores.
Por ello, en el Informe de la Comisión Plenaria: Declaración y resolución presentadas para su adopción por la Conferencia, la Organización Internacional del Trabajo en su 108ª. Reunión, celebrada en junio en Ginebra, en el punto ix) de dicho texto se incluye:
“apoyar el papel del sector privado como fuente principal de crecimiento económico y creación de empleo promoviendo un entorno favorable a la iniciativa empresarial y las empresas sostenibles, en particular las microempresas y pequeñas y medianas empresas, así como las cooperativas y la economía social y solidaria, a fin de generar trabajo decente, empleo productivo y mejores niveles de vida para todos;”