Cerca de medio millón de personas, entre una mayoría de socias trabajadoras y otras de forma indirecta, dependen económicamente de cooperativas de trabajo en España. Esta fórmula empresarial, enmarcada en la economía social y caracterizada por sus valores, que ponen en el centro a las personas incluso por delante de la rentabilidad, tampoco está siendo inmune a la crisis provocada por la COVID-19. Pymes y micropymes, pero también grandes empresas industriales, son cooperativas de trabajo que estos días se han tenido que reinventar, adaptándose al teletrabajo, al descenso de producción e ingresos, e incluso a la paralización total de la actividad.
Luis Miguel Jurado preside actualmente la Confederación Española de Cooperativas de Trabajo (COCETA), que aglutina a las distintas organizaciones territoriales representantes de las cooperativas de trabajo en todo el país desde hace más de tres décadas. En estas líneas hemos querido conocer su valoración sobre los momentos críticos que atravesamos:
1. ¿Qué mensaje trasladaría a aquellas personas, socias trabajadoras de una cooperativa de trabajo, que hoy, además de por la emergencia sanitaria, viven con temor e incertidumbre por el futuro laboral y económico?
Les diría que somos muy conscientes de la dureza y dificultad de esta situación. Les diría también que recuerden que es inédita para todos, y que estamos intentando hacerlo lo mejor posible para salir lo menos damnificados. Para empezar, doy un mensaje de ánimo y esperanza a quienes, por la salud propia o de sus allegados, lo están pasando mal. Eso es hoy lo primero. La máxima prioridad pasa por reducir el nivel de contagios, para lo que se requiere esa disciplina personal y colectiva. Luego viene lo demás, que sin duda es importante. En ese sentido, diría a todas las cooperativistas y los cooperativistas que ahora, más que nunca, los valores cooperativos son esenciales para salir juntos de esta crisis. Si algo nos caracteriza a los y las cooperativistas es saber anteponer a las personas, que es justo lo que ahora necesitamos. Juntos y unidos, con grandes dosis de solidaridad, de ayuda mutua y de cooperación, saldremos de esta. Es en los momentos límite cuando se ve lo mejor y lo peor de las personas.
2. ¿Cómo valora las medidas extraordinarias que están tomando las diferentes administraciones, fundamentalmente el Gobierno de España y gobiernos autonómicos, para aliviar a las empresas cooperativas en esta crisis?
Bueno, para empezar, insisto en que somos muy conscientes de la complejidad de la situación, y de que es difícil dar respuesta a toda la casuística empresarial. Pero sí pedimos al Gobierno que, en la medida de lo posible, tome medidas claras, que no lleven a confusión ni a diferentes interpretaciones. Ha pasado con algunas de las decisiones de estas semanas, generando pequeños caos en ocasiones. Asimismo, pedimos que se dé un mayor margen de actuación o adaptación. Me explico: no siempre es fácil aplicar todas las medidas en cuestión de horas, de un día para otro.
Además, es importante que se tengan en cuenta las particularidades de nuestro modelo, que es el cooperativo, a la hora de estudiar y concretar medidas.
Por otro lado, me gustaría apelar a la responsabilidad y la cordura, tanto de las administraciones públicas, como de las privadas. No es momento de sacar rédito económico, ni político. Es momento de arrimar el hombro y cooperar. Toca que todas las administraciones, públicas y privadas, den lo mejor de sí mismas para mitigar las consecuencias de esta crisis sin precedentes. Las decisiones que se adopten hoy marcarán los pilares de la sociedad futura, que desde luego no va a ser la que conocíamos antes de esta pandemia. Actuar con responsabilidad y arrimando el hombro no impide denunciar alto y claro algo que no esté bien, más bien forma parte de ese comportamiento responsable.
3. ¿Considera que se está teniendo suficientemente en cuenta a las cooperativas de trabajo par ayudarlas a que resistan este trance?
Partimos de que nuestro modelo empresarial siempre ha estado comprometido con el empleo digno, alejado de la especulación y entendiendo que la rentabilidad no es un fin en si mismo. El cooperativismo de trabajo es una forma de mejorar la vida de las personas que trabajan en la cooperativa y de afianzar sus proyectos empresariales en el futuro. Por eso, no sería comprensible que no se pusiera el foco en apoyar y potenciarlo, cuando además somos el motor de la economía social y, al final, casi medio millón de personas dependen económicamente de cooperativas de trabajo.
Es cierto que necesitamos medidas especificas para mantener nuestras cooperativas, que ya eran viables antes de la crisis del coronavirus, y que serán viables después de la crisis del coronavirus. Es la mejor forma de mantener y, sobre todo, de recuperar el empleo en el futuro. Porque hay que ir pensando en el medio plazo, en esa etapa de normalización paulatina, y posiblemente lenta, donde necesitaremos ayuda para apuntalar nuestros proyectos empresariales.
4. ¿Qué medidas concretas solicitan?
Pues hay algunos gestos del Gobierno que se podrían traducir en medidas que servirían para aliviar a muchas personas. Me estoy refiriendo, por ejemplo, al aplazamiento en la presentación de Renta y de impuestos como el IVA o el IRPF, al menos en un mes. Para pymes y micropymes, como son una gran parte de nuestras cooperativas de trabajo, el aplazamiento supondría un respiro. Por otro lado, precisaríamos incentivos fiscales y sociales al mantenimiento del empleo, entendiendo por mantenimiento el que cada cooperativa tuviera consignado a 29 de febrero, con posibles índices correctores por fluctuación. Ayudas a fondo perdido por cada puesto de trabajo que se mantenga en una empresa finalizado el Estado de alarma, durante al menos dos años, también consignado a 29 de febrero. Dotaciones económicas extraordinarias para formar a las personas desempleadas y ocupadas en nuevas capacitaciones profesionales, en transformaciones de capacitaciones actuales, que se van a producir como consecuencia de esta pandemia. Habría que proporcionar medidas de apoyo para las cooperativas y las personas que trabajan en ellas, bien como socias trabajadoras o trabajadoras por cuenta ajena, con especial atención a las más desfavorecidas, afectadas por la COVID-19. Baremando si son cooperativas sin ánimo de lucro, por ejemplo. O en aquellas cooperativas que no tengan esta categoría, que los beneficios o excedentes se reinviertan en su objeto social durante los próximos tres años, por ejemplo. También se podrían proporcionar ayudas extraordinarias, a fondo perdido, para las empresas que por su sector de actividad tuvieron que cesar desde el 14 de marzo y mantengan los puestos de trabajo que tenían el 29 de febrero.
Desde COCETA estamos trabajando en todas estas propuestas con la intención de presentárselas a los distintos gobiernos, tanto estatal como autonómicos. Porque, insisto, en esto tienen que estar unidos y actuar de forma cooperativa.